jueves, 28 de enero de 2010

Sobre viajar en el tiempo

Hace unos días terminé de leer La Mujer del Viajero en el Tiempo de Aufrey Niffenegger. Es un libro que se torna interesante porque se sale de lo común. Es innovador, creativo, maravilloso.

Hay, por supuesto, algunas lagunas e imperfecciones literarias en cuanto a precisiones que hacen que el libro sea enteramente un relato de algo que no existe. Algo así como cuando vemos que en las películas suceden cosas increíbles y sólo pensamos “bueno, es una película, allí todo es posible”. Pero no me quejo, ni siquiera critico, no tengo el conocimiento ni la autoridad para hacerlo. Es sólo la percepción de un lector común y corriente, uno más.

Pero pensando en los viajes en el tiempo, quiero invitar a ustedes que leen este espacio a imaginar un poco y lograr trasladarse al pasado. Ese día que pudieron haberle robado un beso a la chica y no lo hicieron por timidez; aquella vez que en lugar de darle el “si” al chico por el que tanto habías esperado y con el que soñaste que te hiciera esa pregunta, le dijiste “no” por miedo a que te pasara lo mismo que a tu madre.

¿Qué tal si todo pudiera cambiar?

Quizá, en vez de decidir caminar por una calle, caminaras por la otra y no conociste al chico que te rompió el corazón siete meses y ocho días después. De pronto, en lugar de abordar ese bus, esperaste el otro. No sé, sólo juego con tus memorias. Veamos, imagina ese momento, siente ese olor y el clima que estaba allí. Ese momento que cambió tu vida de una o de otra forma, pero al que siempre ha querido regresar para alterarlo.

Cuando te dejaste llevar por una pasión desmedida en aquella habitación; en parte por la curiosidad, en parte porque el chico te gustaba y sobre todo porque en ese momento parecía lo más apropiado. Claro, después te diste cuenta de que hubiera sido mejor esperar, de hecho, lo más atinado hubiera sido nunca haber conocido si quiera a esa persona; después de ese día notaste cómo él cambió para no volver a ser el que te conquistaba y se convirtió en un alguien que constantemente se le veía en estado cata tónico sin voltear a verte. Piensa en ese día, vamos. No es masoquismo, sé que no, confía en mí.

Después de esa vez te sentiste utilizada, un poco sucia y te daba pena ver de frente a tus padres. Te daba pena voltear a ver a aquel chico que te conquistaba y que solía ser tierno contigo, pero al que jamás le hiciste caso. Ahora te das cuenta de cuánto te amaba ese chico detallista, al que nunca consideraste por estar con el otro.

Recuerda, viaja en el tiempo. Piensa en la noche de bodas donde te sentiste violada porque el chico no supo esperar y te demostró que en realidad no se unió a ti por amarte, si no para tenerte.

Recuerda el día que compraste flores, te arreglaste y hasta te animaste a escribirle un poema a la chica de tus sueños, pero que al llegar a su casa de sorpresa, la encontraste en los brazos de otro; de ese otro que todos, incluso ella, sabían que era un idiota y que unos meses después le arruinó la vida y truncó su futuro. Piensa esa vez que pasaste ensayando toda la tarde frente al espejo las palabras que le dirías al verla, cuando por fin, después de tanto esperar, le confesarías tu amor, pero que ese momento nunca llegó porque ella, repentinamente, te hizo saber que tenía novio.

Ah, esos momentos que marcan la vida.

¿Recuerdas?, el día que viste partir a esa persona que a la fecha no has vuelto a ver. Porque murió, porque viajó o porque simplemente no sabes dónde está.

Piensa en ese ser al que una vez abrazaste, con el que reíste (ahh!, tantas veces que te hizo reír!) y que hoy a penas logras recordar su rostro; es más, ya ni siquiera recuerdas su rostro, sólo sabes que es él porque tienes conciencia de ello. Esa persona que por azares del destino murió. Talvez un accidente, quizá un mal día simplemente.

Mira en tus memorias mentales a esa gente que cambió el rumbo de tu ser.

Por favor, no llores.


Cada una de esas circunstancias te ha hecho ser quien hoy eres. Ya sé que en caso de tener la oportunidad, revertirías la gran mayoría de esos hechos, pero no es posible. Enfrenta la realidad, confía en un ser superior al que solemos llamar Dios y que, por favor, no es un invento de la religión organizada que nada tiene que hacer, más que pedirnos dinero.


Ahora sé más valiente. Pasa a la máquina del tiempo hacia el futuro.

Diez o quince años más adelante. ¿Qué tal el 2025?


Tienes un par o un trío de hermosos hijos e hijas. Se parecen a ti, tal como siempre quisiste, tienen tus rasgos. De hecho, tienes la maravillosa experiencia de crecer junto a ellos; claro, el sentimiento de verlos llegar del trabajo, en nada se asemeja a lo que sentiste en aquella fría y oscura habitación prestada, donde tenían más miedo de ser encontrados por alguien, que felicidad por estar uniendo sus cuerpos por primera vez (eso provoca el desorden de tener que hacerlo a escondidas como si se tratara de algo vergonzoso, cuando debe ser algo por convicción, de lo que no te arrepientas – sí, sí, ya lo sé: por amor –). Ahora, tus hijos (hombres o mujeres), son personas de bien! Ah!, qué felicidad verlos. No se parecen en nada a ese terrible sentimiento de culpa!, son preciosos además. El mayor, de hecho, ya tiene novia y la traerá a casa el próximo fin de semana.


Viaja en el futuro por Dios, un momento nada más.

La chica que te rompió el corazón, ¿la recuerdas?, hoy es madre de dos pequeños y una aburrida ama de casa, fea además. El tiempo, su descuido y exceso de maquillaje la hizo quedar como está. Y tú, ahora duermes todos los días junto a la verdadera mujer de tu vida. Aquella que apareció cuando dejaste de buscarla, que se enamoró de ti justo el mismo día que tú de ella. Esa chica que ordenó tu desorden emocional; esa chica que sonríe junto a ti mientras prepara la cena y que cuida a la hermosa hija que tienen. Esa chica, que además de todo, es una empresaria exitosa, pero sobre todo: una hermosa mujer y una espectacular madre; esposa, empresaria y madre. Es ella, simplemente increíble.

Sigue viajando, vamos, vamos, aprovecha este momento.


La persona que nunca volviste a ver. Tampoco la verás en el futuro, claro, pero comprenderás que si murió, vivió una vida digna, una vida tan buena, una vida tan importante, que incluso marcó la tuya. Ah, esa vida valió todo, te marcó. No importa que ya no esté, cuando estuvo fue todo para ti.

La persona que hacía años partió, jaja, es ridículo pensar en eso!, ahora vive contigo!, están juntos otra vez!, sólo hacía el sacrificio que uno de los dos tenía que hacer.



¿Te das cuenta?


No podemos ir al pasado ni al futuro. Pero sí estoy seguro de algo. De ti depende el futuro; el futuro depende del presente. HAZ ALGO, no te detengas, lucha todos los días. ¿Será fácil?, JAMÁS!!!, será asombrosamente difícil, pero por Dios que valdrá la pena!

Y si tu vida no es ninguno de esos escenarios: cuida a tu novia, respétala y protégela, eso es hombría, saber soportar y esperar hasta el momento indicado. Y ustedes chicas, por favor, motiven a los chicos a ser caballeros; cuando veas al chico llegar con un regalo, con flores, aunque él no te guste, estimúlalo, hazle saber que lo está haciendo bien; talvez no se convierta en el padre de tus hijos, pero seguramente le harás un favor a la mujer de su vida y tendremos mejores ciudadanos, más hombres y menos machistas.

Un abrazo.

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