jueves, 31 de julio de 2008

¿De qué se trata escribir?

Estaba pensando en lo apasionante que es escribir. No se trata nada más de una manera de comunicarnos – al menos no para mí – es una forma de entender lo que me rodea y tampoco estoy diciendo una gran novedad. Es un placer, es un deleite.

Cuando llega el momento de hacerlo, mis manos no se detienen, las ideas brotan. En realidad, sería muy difícil escribir con un lápiz, por la velocidad con la que las palabras fluyen.

¿De qué se trata escribir? (ya hablé sobre ¿de qué se trata amar a alguien?), pues nada más y nada menos que de comulgar con una energía interna. Es entender qué pensamos, qué sentimos, qué creemos. Escribimos nuestras convicciones, nuestras dudas, nuestras emociones.

Hay quienes escriben canciones, otros que escriben poesías, unos más atrevidos que hacen periodismo. Hablamos del amor, del desamor, de política, de ciencia, de actualidad, de historia; en realidad, cualquier asunto es digno de ser retratado con la palabra escrita.

La pasión de proyectar nuestros sentimientos y pensamientos más profundos, es tan intensa, como amar a una persona. La pasión, la desesperación, la locura. Cuando escribimos, exponemos lo peor de nosotros, y lo mejor, claro. Sacamos nuestros “demonios” internos, pulimos nuestra integridad también.

Mis letras. Mis manos. Mis ideas. Mis excusas. Mi amor.

De mis manos, a tu mente.

Los documentos más importantes de nuestra vida están plasmados con letras.

Escribir se trata de amar. Se trata de consentir a los lectores, de trasladarlos a una realidad (generalmente una realidad que se parece a la propia para que se identifiquen).

Es pintar paisajes escritos. Es cantar la mejor canción con las letras. Es inventar y descubrir una sensibilidad.

La gran ventaja para el lector, es que cada uno tiene la posibilidad de imaginar su propio escenario con la propuesta del escritor.

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