viernes, 9 de mayo de 2008

Del talento de amar

¿Cómo sabemos si lo que tenemos para amar es suficiente para la otra persona?

Amar es muchas cosas, menos recibir. Y por eso las personas creen que es mejor que te amen.

"Se te olvida que me quieres a pesar de lo que dices, pues llevamos en el alma cicatrices imposibles de borrar. Se te olvida que hasta puedo hacerte mal si me decido, pues tu amor lo tengo muy comprometido, pero a fuerza no será. Y hoy resulta que no soy de la estatura de tu vida, y al soñar otros amores se te olvida que hay un pacto entre los dos. Por mi parte, te devuelvo tu promesa de adorarme, ni siquiera sientas pena por dejarme, que ese pacto no es con Dios..."


¿Te gustaría regalar la luna?, no hace falta.

Los sueños se vuelven locos. Las primeras ilusiones son espectaculares. Quiero mencionar que cuando nace una nueva ilusión recordamos nuestros años colegiales, experimentamos inocencia otra vez, naturalidad, sonrisas regaladas, que no dicen nada pero significan todo.

Acuerdan verse en un equis lugar. Y todo es inocente. La luna se pinta los ojos. El amor se viene de golpe.

Un día no basta, falta tiempo para conocernos. Sé que es muy temprano para lo que digo, pero estoy convencido. Poco a poco te iré conquistando y lo sé, tengo certeza plena, convicción divina.

Deberías decirme que sí. Sólo un chance más.

Recuerdas tus momentos tristes, tus momentos alegres. Sonríes, el amor ha llegado otra vez.

Tranquila. Deténte. Todavía falta un poco.

El talento para amar requiere precisión, convicción.

Los tontos creen que se trata sólo de sentir. No entienden que no hay algo más engañoso que el corazón.


Te amo con toda mi alma. Quiero cuidarte, honrarte, respetarte, bendecirte y también quiero que tú me ames, porque sé que eso te hará bien.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu comentario