De los fantasmas

¿Te ha pasado que te toca estar a solas?, hablo figuradamente claro. Estar solo es una bendición, hasta que hace falta alguien, precisamente alguien.
Cuando se va, algo pasa. Llega la seriedad, regresan los diálogos del alma, las preguntas sin respuesta.
La fidelidad se avecina entonces. Nos hace pensar que debemos, a toda costa, guardar la fidelidad. Lo raro es que no hay con precisión a quién serle fiel, es nada más esa tonta idea de propiedad, ese sentido de posesión.
Esos fantasmas que provocan esas cosas.
Hoy celebran en mi país el cariño. El día del cariño. Carece de cariño y florecen los detalles, las llamadas, e-mails. A la verdad habrán quienes expresan amor, pero lo hacen el resto de los días también; hoy, es sólo otra excusa.
Asumimos la postura de madurez. Hace un par de minutos reía a carcajadas, ahora que estoy solo, dejé de hacerlo porque parecería loco. Pero esos fantasmas resuenan todavía, algo extraño pasa.

Ya dice "Quítate el complejo de teniente que el amor sin libertad dura lo que un estornudo".