domingo, 29 de abril de 2012

Juan y Elena

La hipocresía de su sonrisa falsa elaborada para la fotografía debía anunciarle a Juan que ella no era la chica que le convenía.

Él se enamoró de Elena, perdidamente.

Sin embargo, él tenía un problema, básico, simple, común, repetitivo: a las mujeres como ella les da miedo arriesgarse a amar; tienen pavor a sufrir por amor y por lo tanto prefieren esperar, se convierten en frías, despiadadas y en algo que ni ellas mismas quieren ser.

Elena quizás no tenía del todo la culpa.  Se fijó mucho en las experiencias de las otras personas y dio por hecho que a ella también la lastimarían si osaba arriesgarse por eso que le llaman amor.  Convengamos en algo: ella se estaba muriendo por sentir eso, sentirse amada, acompañada, consolada. Como dicen "por tener a alguien especial", pero no se arriesgaría, jamás.

Juan era un chico simple.  Estudiaba ingeniería, era inteligente, odiaba la política (como casi todos), hacía deporte y le gustaban los comics japoneses.

Él nunca se enamoró, pero tampoco nunca lo evitó.  Pero un buen día le pasó, así de golpe.

Se enamoró de alguien que quería amarlo, pero debido a su decisión de "cuidarse el corazón" había permeado su alma y simplemente no sentía más.  Es como cuando uno se inyecta anestesia y simplemente no siente más.  La anestesia sirve para evitar sentir el dolor (aunque todos sabemos que el dolor es parte de procedimientos quirúrgicos, por ejemplo) pero cuando ésta se inyecta se adormece el área de tal forma que no se siente absolutamente nada.  Ni el dolor, ni las sensaciones agradables, nada.

Y eso nos pasa con el corazón.  Nos lo anestesiamos para evitar el dolor (inevitable) y entonces nos amargamos internamente.  Fingimos sonrisas para fotografías y el vacío adentro sigue estando.


Buena semana.  Feliz día del niño para los mexicanos; feliz día del trabajador para mis compatriotas.

jueves, 26 de abril de 2012

Curiosidades femeninas

Un par de cosas captan mi atención: las minibolsas que atraviesan el cuerpo femenino donde osan cargar todo, absolutamente todo.  Y la segunda cosa es porqué ahora entre ellas se tratan de "nena", suena, no sé, bien.  Nomás se reproduce en mí curiosidad, nada malo.

Son perfectamente adorables.  A veces noto cómo se fijan tanto en la ropa de las demás mujeres (y hombres, aunque en menor escala) cuando van a reuniones sociales, o simplemente al trabajo o universidad.

Pasan un escáner mental, y aunque le parezca terrible el atuendo de la otra persona siempre dirá "qué bien te ves hoy".  Además, traen ya integrado el "cómo estás?" (hace unos años ese saludo era sexy, de una mujer abnegada, ahora es simplemente "común").

Pero después del escáner mental, se reproduce en su mente un "se ve gorda con eso", o "a mí me quedaría mejor" y finalmente el "tonta! iba a comprar eso el fin de semana!"

Curiosamente se fijan cuando tal o cual persona les saluda o no.  Claro, no dirán cosa alguna ni reclamarán (esperarán el momento propicio - eso dicen -) pero siempre están pendientes de quién saluda y quién no.  Son maestras de la sutileza, a eso le llaman "clase" o vulgarmente "glamour".

Y bueno; han habido etapas en todo.  Hubo tiempos donde TODAS, TODAS, TODAS, querían usar un fleco.  Nunca usaron, pero ahora por aquello de la imitación (moda, como prefieren decirle) usarán fleco.  Luego el alisado de lo que la naturaleza les dio; o convertir en rizado el cabello liso que se les ha dado.

Las botas claro aún están vigentes.  Botas para todo, para todo.  Pero son encantadoras, siempre tienen excusas para todo.  Sólo unas pocas (aquellas que se creen demasiado "fashion") dirán que hacen las cosas por moda, sin abruptos lo reconocerán.  Las demás dirán que lo hacen para sentirse bien con ellas mismas y no para nadie más.  Aseguran, sí, lo dicen sin vacilación alguna que lo hacen para verse y sentirse bien ellas mismas sin pensar en los demás.

Y en general son un complot de cosas en contra de los hombres.  Saben qué nos gusta y cómo.  Pero saben qué nos enoja y cuándo hacerlo.  Están preparadas para todo; el escáner que han desarrollado contra la moda, también es un detector de mentiras humano.  Aseguran conocer cuándo miente un hombre.

Eso sí: NOSOTROS estamos obligados a decir TODO, a "soltar la sopa"; pero ellas no.  Ellas jamás dirán aquellas cosas que consideran secretos.  Nosotros no podemos tener secretos (a menos que mintamos) porque a ellas les molesta saber que tenemos algo guardado para nosotros.  Y bueno, la curiosidad les abruma.

Son muchas cosas, pero de todas: fabulosas.

NO me quejo de ellas, sólo describo al ser más especial de este planeta.  La vida sin ellas sería gris, sin colores.  Y aunque lo clásico luce bien, lo mejor es eso: mejor.

Las uñas, los zapatos y demás prendas son el delirio de ellas.  El nuestro: cómo lucen.  Ellas disfrutan platicar y chismear de lo que sea con quien sea.  Nosotros amamos platicar con ellas, son nuestras mejores amigas.

Sólo tengo una queja en contra de algunas de ellas: creen que todos los hombres somos iguales :( .  En realidad no es así; es sólo que ellas eligen siempre un patrón de hombres (generalmente los patrones se repiten: aquellos muy rudos y malos para quienes carecen de identidad paterna; unos muy dulces y románticos para quienes fueron "incomprendidas" en sus hogares), pero se equivocan.  Y al equivocarse creen que los hombres que han elegido son todos iguales.

Alto!! sé que quizás estás pensando que tu pareja 1 no se parece a tu pareja 2, que son opuestos.  Eso suele pasar, es común.  Pero los hombres no somos todos iguales ni pensamos en sexo siempre.  Pensamos en sexo la misma cantidad de tiempo que ustedes, amamos como ustedes pero nos aterra que nos rompan el corazón, como ustedes.

Sólo sugiero: hablen claro.  TE gusta? díselo.  Lo amas? díselo.  Es una soberana estupidez esperar a que "él lo haga primero" porque si se lo dices y no siente lo mismo...OLVIDA ESAS IDEAS.

Nadie pensará que eres "chica fácil" por decir que amas.  Claro, sé inteligente.  Amar a alguien no es cegarse e idiotizarse.

Un aplauso para ustedes.  Las amamos.


lunes, 23 de abril de 2012

Cavilaciones extrañas

Piense usted, si ama, no le aman.  Si le aman, no ama.

Piense usted, si desea libertad, quiere comprometerse.  Si desea compromiso, la otra persona quiere libertad.

Razone usted, cuando está feliz, el otro está triste.  Cuando usted está triste, el otro le anima a sonreír.

Medite usted, cavile: nunca coincidimos en las cosas importantes de la vida.

Concluya usted: es una lástima esta situación.  Pero o acepta eso o no amará nunca.

El amor, en todo caso, no es el peor sufrimiento de la tierra.  Es todo lo contrario con un poco de confusión, locura y amor.  Sobre todo locura.

Sufra, goce, ría.  Arriésguese.  Ame y deje de amar.  Deje de amar y viva feliz.

Suelte, libere.  Y no lo olvide: usted morirá.

No quiero amarte

Tengo el mero deseo de que me ames.  No como capricho, más bien como un anhelo profundo del alma.

Hoy no quiero amarte, ámame tú.

Hazlo tú.  Por favor.

¿Es patético pedir que me ames? no sé, y no lo sé porque no pienso en este momento.  Tengo un sentimiento inundando mi garganta, cual si fuera algo que quiere salir y no le es permitido por mí mismo.

De verdad, simplemente, ya no quiero amarte.  Decidí por razón y salud, dejar de amarte, pero se me complica la cosa.

No quiero, no deseo más eso.

Pero quiero que tú me ames.  Ámame como debiste hacerlo siempre, dime que quieres amarme y que no soy tan desgraciado como pienso que soy para ti.  O dime que soy la peor cosa de tu vida, sería igual de útil: me alejaría de ti.

No sé, sólo es difícil.  Ya no quiero amarte, ámame tú.

Elígeme; cuando hagas un repaso mental de tus opciones, ámame a mí, no por lo que la mayoría piensa, sólo por una decisión propia.

La gente se reirá de mí cuando lea esto inevitablemente.  Eso ya lo sé.  Pero no sé porqué es ahora más importante que lo sepas.  Duele la vida, duele el amor y no es cierto. Duele el desamor.

La vida nos confunde a ratos con sus extrañas apariciones y difíciles modos de concebir la situación presente.  La vida nos aclara la mente cuando nos da éxitos que no nos hacen felices pero nos entretienen, nos hacen sentir útiles y ya.

Somos felices cantando si lo deseamos aunque no sea suficiente.  Somos felices haciendo aquello que nos hace sonreír y eso es digno.

Yo quiero no amarte más.  Punto.

viernes, 20 de abril de 2012

¿Y tú?

¿Qué estarás haciendo?, ¿a dónde estarás yendo en este momento?

Tengo buenos meses (años quizá) de no sentir el aroma de tus cabellos.  Hace buen tiempo que no veo tus ojos grandes y tu sonrisa a medio forzar.  No sé de ti.  Hace mucho que te veo caminar y lucirte toda, porque luces mucho.

Creo que eres una desconocida parcialmente para mí, eso es triste reconocerlo, aceptarlo, comprenderlo, saberlo, asimilarlo.  Todos juntos.  ¿Cómo puedes ser nadie cuando fuiste todo? fue tu elección eso lo sé.

¿Y tú? dudo que pienses en mí.  Es más, tu brutal silencio me asusta y me conmueve.  No sé porqué decidiste acabar con todo de esa forma tan cruel o merecida.

Me hace falta extrañarte también.  A veces te extraño, a veces sólo te odio.  Da igual.  Es lo mismo en realidad.

Pero quisiera tenerte, saber de ti.  Hoy no sé nada, sólo sé que te fuiste, por elección.

Se me agotan las palabras, quizás pronto te deje.

sábado, 14 de abril de 2012

Te extraño. Lo decidí

Te extraño por decisión.  La lluvia arrecia y las gotitas que escurren por la ventana caen incesantemente pero esa no es la razón de mi sentimiento de querer saber de ti.

Elegí extrañarte porque me gusta la sensación de que me perteneces y de que deberías estar conmigo justamente ahora.  Lo decidí porque imagino que quizás tú estás pensando en mí en donde sea que estés, aunque sé que no sea cierto.

Te extraño, tal vez por excusa, quizás por el recuerdo.  Desconozco la motivación precisa, sólo sé que decidí extrañarte para comulgar contigo aunque sea un momento en mi mente.

Mi mente te conoce, pero sólo ella.  Nunca comprenderé las motivaciones que tuviste para alejarme de tu vida y sacarme apuradamente.  Dicen que cuando pasa así es porque hay alguien más, yo sigo iluso creyendo que fui y seré el único en tu vida y que simplemente me extrañas, tanto como yo a ti.

Te extraño. Lo decidí.  Decidí pensarte mezquinamente deseando al menos verte.

Me gustaba conquistarte, aunque sé que no lo conseguí.  Me gustaba intentarlo, aunque sé que de poco sirvió.  La vida sin ti es como la vida contigo sólo que un poco más aburrida, menos inquietante y en general más tranquila.  Pero no estás tú.

Lo decidí: te extraño y tengo una huelga de sentimientos que protestan airadamente porqué no conseguí tenerte, porqué no lo logré; ellos preguntan desesperados la razón por la cual todo valió nada y por la cual esa nada es lo que hoy tengo y todo lo que extraño.

Te extraño, quisiera saber de ti, aunque sea para...no sé...te amo. Y te extraño por decisión.